UdeG

Maestría en Ciencias Antropológicas

Dra. Ivette Flores Laffont

Puesto: Coordinadora

Ubicación: Centro de Recursos Tecnológicos (CRT) 1er. piso

Teléfono: +52 (33) 20 00 23 00 Ext. 64080

Correo electrónico: mae.CsAntropologicas@cutonala.udg.mx

ANTECEDENTES:

 

  1. Durante el siglo XX y lo que va del XXI las ciencias antropológicas han logrado consolidarse. Si bien emergieron con el propósito de examinar culturas diferentes a la propia, sus objetos de estudio se han ampliado en atención a los cambios experimentados en el mundo contemporáneo. Los científicos antropólogos contribuyen al estudio de las formas de organización social; las instituciones sociales, políticas y económicas; los procesos de identidad colectiva (étnicas, nacionales, religiosas); los sistemas jerárquicos en sociedades con o sin Estado; las relaciones de poder; la desigualdad social originada por las distinciones de etnia, clase, género y nación; la familia y sistemas de parentesco; los movimientos sociales; el fenómeno religioso; las migraciones internas e internacionales; la relación ser humano-naturaleza; los fenómenos urbanos; el cuerpo; y la alteridad.

 

  1. Las ciencias antropológicas ofrecen los fundamentos teóricos y metodológicos para la comprensión de las sociedades y culturas tanto del pasado como del presente. Adicionalmente, estas disciplinas pueden contribuir a encontrar soluciones a algunas de las problemáticas actuales vinculadas al proceso de globalización. Ejemplos de ello son la generación y puesta en marcha de modelos de desarrollo para la superación de la pobreza; la creación y aplicación de proyectos ambientales; el diseño de mecanismos de prevención del crimen; así como la formulación e implementación de políticas públicas en diversos ámbitos. Lo anterior con base en el respeto a la diversidad étnica, social y cultural.

 

  1. La historia y la antropología entablan uno de los diálogos más fructíferos entre las disciplinas humanas para comprender a la sociedad. De aquí que, para estudiar la complejidad tanto del pasado como del presente, ambas disciplinas resultan fundamentales, así lo han demostrado especialistas de otras latitudes como Francia, Estados Unidos e Inglaterra (Chartier, 1992; Darnton 1994; Darnton, 2010, De Certeau, 2000). A partir de la década de los setenta del siglo XX, con fundamento en la idea de progreso y la crisis del mundo industrializado, tanto historiadores como antropólogos comenzaron a compartir métodos, códigos y enfoques para explicar una multitud de problemas y objetos de investigación. Una de las expresiones de lo anterior lo representa el florecimiento de la etnohistoria y la historia cultural (Poirrier, 2012; Serna, y Pons, 2013). En este marco, es necesario preparar profesionales que comprendan el diálogo entre estas disciplinas y que apliquen sus fundamentos para explicar los problemas a los que se enfrenta el mundo moderno.

 

  1. El escenario actual de la política en México, lleno de cambios y retos, requiere del estudio del poder, de las formas de gobierno, el Estado, el control social, los movimientos sociales, la cultura política, así como de las relaciones de dominación y resistencia.  Los estudios antropológicos sobre política partieron de la necesidad de las sociedades colonizadoras de conocer la organización social y política de las sociedades colonizadas, con el fin de dominarlas. Posteriormente, a lo largo del siglo XX, la tradición estructural-funcional y el evolucionismo ejercieron un papel fundamental como enfoques teóricos para el análisis de las relaciones sociales y políticas de diversas sociedades (Fábregas, 2014). Los estudios de Meyer Fortes, Evans-Pritchard y Radclife Brown (1940) fueron pioneros a este respecto (Castro y Rodríguez, 2009; Fábregas, 2014). Isaac Schapera, Lloyd Fallers y Edmund Leach también marcaron la antropología política al enfocarse, respectivamente, en el territorio, la autoridad y el concepto del equilibrio en los cambios estructurales. Bart (1959) y Smith (1960) por su parte, se enfocaron en el análisis del poder y los sistemas políticos (Fábregas, 2014).

 

  1. Adicionalmente, nuestro país cuenta con una larga trayectoria en estudios de antropología política, que constituye una base teórica y metodológica sólida para futuros estudiantes. De acuerdo con Guillermo de la Peña (2002), en México, una parte importante de las investigaciones antropológicas se han centrado en el tema del poder. En particular, las relaciones de poder a nivel local han llamado la atención desde la década de 1970, en trabajos como los de Roger Bartra (1975), Arturo Warman (1976), y posteriormente en la década de 1980, en la producción de Guillermo de la Peña (1986).  En ellos, el papel del cacique se inserta en la articulación económica y en los procesos de formación del Estado y de la nación, para comprender la legitimidad de un sistema político basado en la capacidad de responder a las demandas populares mediante relaciones clientelares y corporativistas, y a través de la traducción entre bases y élites políticas (De la Peña, 1980; Tapia, 1989 y Leyva, 1993). En las últimas dos décadas los estudios de antropología política se han orientado también en las relaciones de dominación y resistencia (Lamas, 1996; Barrera y Massolo, 1998; Barrera, 2000; Barrera, 2002; Tarrés, 2002, Muñoz, 2003; Lamas, 2006; González y Rodríguez, 2008; Scott, 2016).  De este modo es posible advertir que la antropología política es un campo sólido que se ha desarrollado dentro y fuera de México, un campo que conviene seguir cultivando en una sociedad en movimiento y en continuo cambio.

 

  1. Por otro lado, la antropología social estudia la coherencia lógica de los sistemas de pensamiento con el fin de mostrar el carácter de las instituciones, la familia, la moral y las religiones, así como las producciones simbólicas asociadas a las prácticas sociales, mismas que han sido entendidas como representaciones de lo social (Laplantine, 2001).  Por su parte, la antropología cultural se concentra menos en las instituciones y más en los individuos, quienes son los representantes de las culturas a las que pertenecen. De ahí que se examinen los comportamientos, saberes y técnicas particulares de un grupo humano o de una sociedad dada en su articulación con la psicología y el psicoanálisis; también se analizan los rasgos distintivos presentes en los comportamientos individuales, sus diferencias y singularidades, así como los modelos culturales presentes en las producciones artesanales, artísticas y religiosas (Laplantine, 2001). Tanto la antropología social como cultural utilizan métodos etnográficos y en ambas se presenta una ambición comparativa. Sin embargo, la antropología cultural se jacta de estudiar estrictamente lo humano, mientras que en el estudio de lo social se ha reconocido la existencia de modos de interacción complejos y comunitarios como el de las sociedades animales y las sociedades celulares (Laplantine, 2001).

 

  1. Una de las particularidades de nuestro país durante los últimos dos sexenios, ha sido la violencia desbordada generada por las políticas públicas prohibicionistas de la producción y comercialización de las drogas, la renuncia del Estado mexicano a otorgar seguridad y certeza jurídica a la población, así como el inadecuado manejo de los sistemas de seguridad pública (García y Goslinga, 2016). Como consecuencia de lo anterior, la desaparición forzada de personas aunada a homicidios, han convertido al territorio nacional en espacio apto para encontrar evidencias de la barbarie que asola la nación. La necesidad de profesionales bien preparados en antropología forense es una necesidad urgente para este país.

 

  1. La arqueología a nivel mundial ha identificado como los retos para la investigación en la disciplina cinco grandes temas: a) Surgimiento, comunidades y complejidad; b) resiliencia, persistencia, transformación y colapso; c) movimiento, movilidad y migración; d) conocimiento, comportamiento e identidad; y e) interacciones humanas con el medio ambiente. Como se aprecia, estas áreas de interés son vigentes para la historia de la humanidad, tanto desde sus inicios como hasta la actualidad. En esta perspectiva, la arqueología no solo se queda en el estudio del pasado, sino que se vuelve una herramienta efectiva para el análisis, la explicación e incluso fuente para propuestas que ayuden a solucionar los problemas que actualmente se enfrentan tanto en México como en el mundo. En este contexto se vuelve especialmente importante uno de los más grandes problemas que enfrenta actualmente la humanidad, el cambio climático. En referencia a ello, se debe señalar que la arqueología es una de las ciencias mejor posicionadas para realizar estudios en torno a los cambios climáticos que ha sufrido la humanidad. La profundidad temporal que alcanza a través de su propia metodología le permite, además de recuperar la evidencia que dejaron dichas transformaciones, reconocer la variedad de respuestas que al respecto tuvieron los diversos grupos humanos. Tal situación le permite, además de generar conocimiento del pasado, generar propuestas para enfrentar la nueva realidad (Hambrecht et al. 2020).

 

  1. Al mismo tiempo, se cuidará de no descuidar la labor de la arqueología que, en México, se considera tradicional. Falta mucho por conocer en torno a los tiempos anteriores a la llegada de los europeos a las tierras que hoy son mexicanas. Esto tiene mayor peso en la región del occidente de México, a la cual pertenece el estado de Jalisco. La labor de registro y preservación del patrimonio arqueológico es de primordial importancia en la región, ya que la destrucción de los sitios arqueológicos debido a la urbanización desenfrenada, la agricultura mecanizada y las acciones de depredación del territorio en general, avanza a pasos agigantados. Aunado a ello, el saqueo que se ha dado en el occidente de México desde hace más de medio siglo, imposibilita el acceso al conocimiento de aquella historia. Posterior a la época prehispánica, la riqueza arqueológica de Jalisco correspondiente a los periodos Colonial, Independiente, Republicano y Contemporáneo ha sido poco atendido, en ocasiones nada. Ésta es un área de oportunidad prácticamente virgen para la arqueología regional, que además tiene la virtud de tener la posibilidad de hacer realidad los vínculos prefigurados con otras disciplinas, antropológicas o no, por lo que desde ya se prefigura como un trabajo multi e interdisciplinario. Los conocimientos que se generen en estos campos reforzarán o modificarán los conocimientos históricos  aceptados.

 

  1. En virtud del contexto social, cultural y político de México y el particular de Jalisco, se identifica la necesidad de formar especialistas en Antropología que aporten desde su campo de estudio conocimientos para comprender y conocer las sociedades y culturas actuales, la Universidad de Guadalajara a través del Centro Universitario de Tonalá consideró conveniente la propuesta de creación de la Maestría en Ciencias Antropológicas.

 

  1. Este programa surge ante la necesidad de formar investigadores con conocimiento integral de la disciplina, centrados en el manejo de los enfoques teórico metodológicos medulares y contemporáneos de la antropología en el ámbito local y global, para que sean capaces de desarrollar proyectos de investigación y proponer programas de impacto social sustentados en los temas de estudio de su competencia, desarrollando habilidades de interlocución con otras disciplinas sociales. De este modo se busca que el posgrado aporte un profundo y completo conocimiento sobre la antropología, desarrollando en los estudiantes las competencias que son demandadas por la realidad social.

 

  1. El Colegio del Departamento de Ciencias Sociales, y Disciplinas Filosóficas, Metodológicas e Instrumentales, le extendió al Consejo Divisional de Ciencias Sociales, Jurídicas y Humanas, y este a su vez, al Consejo del Centro Universitario de Tonalá, la propuesta de creación del programa académico de la Maestría en Ciencias Antropológicas, que fue aprobado mediante dictamen HCCUT/I-II/042/2019 de fecha 11 de marzo de 2019.

 

  1. La Planta Académica de la Maestría en Ciencias Antropológicas se integra por 13 profesores de tiempo completo con grado de doctor de los cuales 8 son miembros del Sistema Nacional de Investigadores.

 

  1. Las Líneas de Generación y Aplicación del Conocimiento, relacionadas con el desarrollo del programa educativo, son las siguientes:

 

  1. Antropología e historia de la circulación de las ideas;
  2. Antropología de los procesos políticos a través del tiempo;
  3. Antropología social de la salud, el género y la movilidad humanas, y
  4. Arqueología, patrimonio y estudios de cultura material.